Identidad EESA

Partimos de la gran comisión confiada por el Señor Jesús a sus discípulos:
«Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación»:
Mc 16,15

Llevamos el nombre del apóstol Andrés porque expresa nuestra misión: Llevar “Pedros” a Jesús que sirvan, prediquen y amen al Señor Jesús más y mejor que nosotros mismos (cfr. Jn 1,41-42), siendo “testigos audaces del mensaje salvífico del Redentor” (san Juan Pablo II a la EESA en su XX Aniversario), para “fomentar y mantener la unidad eclesial como testimonio ante los demás” (Benedicto XVI a la EESA en su XXV Aniversario).
En 2012, José H. Prado Flores fue invitado personalmente por S.S. Benedicto XVI para participar en el Sínodo de Obispos sobre la Nueva Evangelización realizado en el Vaticano. Esta es una confirmación de nuestra misión evangelizadora. De igual modo, se ha iniciado el proceso para obtener una aprobación Pontificia de las Escuelas de Evangelización San Andrés.
La Escuela de Evangelización San Andrés cuenta con el aval de la Conferencia del Episcopado Mexicano. En 2015, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, nombra al Pbro. José Rodrigo López Cepeda como Asesor Eclesiástico de la EESA Oficina México.
De esta forma, el tren de la Escuela de Evangelización San Andrés va para Florencia, lo cual significa la misión ineludible de “Formar nuevos evangelizadores kerygmáticos para la Nueva Evangelización”.
Nuestro isotipo expresa la Misión de las Escuelas de Evangelización San Andrés:
– Al centro, la cruz vacía de Cristo Jesús que simboliza su muerte y resurrección: de allí parte todo nuestro dinamismo.
– Cuatro brazos que simbolizan los cuatro puntos cardinales, así como la cruz de San Andrés, porque nuestra estrategia está en la multiplicación (X).
– Tres fases del espiral que representan Kerygma, Karisma y Koinonía.
– Gira contra reloj porque el tiempo nos apremia. Es una carrera contra reloj.
– Color oro, porque nuestra misión es lo más valioso y rico en este mundo.
– Completa un círculo porque nuestra tarea es predicar el evangelio por todo el mundo.

Historia de la EESA

Todo comenzó como un pequeño grano de mostaza que ha crecido y extendido sus ramas en más de 70 países, con más de 2,000 escuelas de evangelización que comparten Visión, Programa de Formación y Metodología.
La Escuela San Andrés responde al llamado y envío del Señor Jesús para evangelizar hasta los confines de la tierra y hasta el fin de los tiempos: Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación: Mc 16,15. También es una respuesta a la exhortación del Papa Juan Pablo II para emprender una Nueva Evangelización: nueva en ardor, nueva en método y nueva en expresiones.

Metodología

¿Por qué las Escuelas de Evangelización San Andrés se multiplican tanto?
Por su metodología, que es sencilla pero eficaz.
La Escuela de Evangelización San Andrés responde al llamado del Papa Juan Pablo II a una Nueva Evangelización; de manera especial, nueva en sus métodos.
Utilizamos una Metodología Activo-Participativa, donde el participante aprende en relación con los demás y expresa sus experiencias.
Nuestra metodología tiene cinco características fundamentales de aprendizaje:
A. Activo participativa:
No es unidireccional como la didáctica tradicional, sino que depende de la retroalimentación discípulo – maestro. Los alumnos son participantes.
B. Aprendizaje significativo:
El nuevo conocimiento se construye en la plataforma de los conocimientos ya adquiridos, y se fija mediante la aplicación a los intereses vitales.
C. Personalizado con visión comunitaria
Se forma a la persona como miembro de la comunidad al servicio del Reino de los Cielos.
D. Principio teológico:
«Yo planté, Apolo regó, mas es Dios quien da el crecimiento»: 1Cor 3,6.
Trabajamos en equipo y en comunidad, pero el protagonista de la evangelización es el Espíritu Santo.
E. Principio pedagógico:
«Nada existe en el entendimiento que no haya entrado a través de los sentidos»: Aristóteles.
Uso de los sentidos en el proceso enseñanza – aprendizaje. Cómo enseñar y aprender usando ambos hemisferios del cerebro.
Visión – Acción

Las Escuelas de Evangelización San Andrés no son instalaciones ni cursos aislados, sino una Visión que culmina en una Acción. Partimos del secreto pastoral de San Pablo a su discípulo Timoteo:
Tú, hijo mío, cuanto me has oído en presencia de muchos testigos, confíalo a hombres fieles que sean capaces, a su vez, de instruir a otros: 2Tim 2,1-2.
Principios de la Visión
Tres llamas del fuego de la evangelización:
Kerygma
El corazón y base de la evangelización de todos los tiempos: Jesús muerto, resucitado y glorificado como Salvador, Señor y Mesías.
Karisma
Signos de la fidelidad del Señor, que nos hacen experimentar que Jesús está vivo entre nosotros y nos permitirán evangelizar con poder.
Koinonía
Comunidades evangelizadas y evangelizadoras, que muestran que el Reino de Dios está en medio de nosotros.

Principios de la Acción
A evangelizar se aprende evangelizando.
– Programa teórico – práctico.
– No sólo evangelizamos, sino que formamos y capacitamos equipos locales para que reproduzcan los cursos del programa.
– Todos nuestros cursos son reproducibles.
– Te ayudamos a formar tu escuela de evangelización.
La visión y la acción se retroalimentan.


Cartas de Obispos

Mediante esta recopilacion de Cartas la Escuela de Evangelización San Andrés, México reconoce y deja de manifiesto el arduo trabajo de evangelización que durante todos estos años se ha llevado a cabo por parte de los que integramos la Escuela Nacional y agradecemos la colaboración y apoyo de todas las Escuelas de la República Mexicana.
Que las bendiciones y deseos expresos en estas Cartas se derramen en cada uno de ustedes, su Escuela Local y familia; siendo un incentivo más para que, bendecidos, podamos participar de esta emocionante misión que es llevar y anunciar el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo a más hermanos necesitados.

¡No esperes más y sé parte de EESA!

Inicia o registra tu Escuela de Evangelización San Andrés para llevar «Pedros» a Jesús
que sirvan, prediquen y amen al Señor Jesús más y mejor que nosotros mismos (cfr. Jn 1,41-42).